El Chueco Rodríguez era un futbolista que me inventé para un cómic que nunca terminé y que prácticamente toda su carrera deportiva fue víctima del bullyng por parte del periodismo que siempre lo trató de ignorante.
El tipo era un virtuoso, un creativo en la cancha, y con elegancia iba inventando jugadas para para sacarse de encima a sus rivales, sin perder velocidad.
El Chueco eso si era inocente, y siempre fue mirado en menos porque no se sabía el nombre de las propias jugadas que iba inventando, y cuando le preguntaban después del partido cómo se le ocurrió hacer «un doble látigo con final en escorpión para pasarse el arquero», el siempre respondía, «no sé que es eso que me dicen, yo sólo vi el pedacito de arco que nadie estaba protegiendo, y puse la pelota ahí».
Toda esta introducción sin sentido, la inventé para justificarme porque nunca me he podido aprender el nombre específico de la anatomía de las contraformas de las tipográfias. Y estas contraformas son importantísimas ya que ahí está el pedacito de arco donde nosotros tenemos que anotar nuestro gol. Y justamente son esos espacios, los que debemos saber resolver bien, porque ellos son la diferencia entre un mal, un buen, y un gran diseño.
Hoy vamos a hablar de un espacio que ustedes pensarán que es insignificante en el diseño de una tipografía, pero ¡no señor! es fundamental en la legibilidad de la letra: el triángulo de la «n».
Ustedes pensarán, «el Juan Pablo se puso Chueco Rodríguez para sus cosas”, pero no. Nunca he visto un texto que le asigne un nombre en específico, así que si no tiene nombre, creo que lo bautizaré como «el triángulo de la ene».
El triángulo
El triángulo es una contraforma externa, que se forma generalmente como un residuo de la unión de dos trazos, uno curvo y uno vertical.
A ver.
Si defino el triángulo como algo residual, probablemente se enojen conmigo por hacerles venir a perder tiempo con algo sin importancia, pero ojo, porque a pesar de ser «las sobras de algo más importante», éste triángulo es fundamental en el diseño de una letra, porque a pesar de ser parte de la contraforma, los tipógrafos lo consideramos como un elemento estructural e importantísimo al momento de definir la legibilidad de la tipografía.
Tanto es así, que me atrevería a decir que la letra «n» es la letra con la que el 95% de los diseñadores de tipografías comienza un nuevo alfabeto, porque contiene prácticamente todos los elementos que definen el carácter de la tipografía completa, como son:
-El ancho de la letra
-El ancho de astas (grosores, contrastes)
-Los detalles (serifas, conexiones, estilos de trazo)
-Los tamaños de contraforma
-El triángulo.
Si nos vamos al detalle de este triángulo podemos ir descubriendo que en específico, los buenos tipógrafos le suelen dedicar mucha cabeza y mucho diseño, ya que cumple varias funciones bastante concretas:
1. El carácter funcional.
Si quieren, pueden ir a su programa de vectores preferido, teclear la letra «n» de su tipografía favorita, convertirla a trazo, hacerle zoom a la zona del triángulo, y descubrir que hay bastante más ciencia en esa zona de la que se esperaban encontrar.
En primer lugar, los tipógrafos tratan siempre de agrandar esa contraforma. Para eso, generalmente se inventan una especie de rebaje al trazo vertical, de manera de ganar un poquito más de blanco sin que se note. Este blanco ganado permitirá que la letra pueda ser leída con mucha mayor facilidad al imprimirla o visualizarla en cuerpos pequeños.
Estos detalles, son cuidadosamente diseñados en tipografías de texto, ya que de esta manera se puede acelerar la lectura.
2. El carácter estético.
Cada vez que en tipografía se habla de cruce de trazos, los tipógrafos estamos pensando de acumulación de negro. Y toda acumulación de negro, altera el gris de textura. Y como todos saben, un gris de textura irregular (con acumulaciones), siempre será considerado un error. Y todo error debe corregirse.
Hay un montón de maneras de corregir este “espacio en blanco provocado por el cruce de trazos”, tal vez tantas como uno pueda imaginarse, sin embargo, las maneras más comunes son las siguientes:
a) El rebaje óptico: Sutileza, a los diseñadores nos encantan las sutilezas. Queremos que los detalles estén presentes, pero también queremos que nadie los vea. La invisibilidad es el lujo de los discretos. Los diseñadores de tipos más conservadores testean una y otra vez para que el triángulo sea lo más grande posible, sin que nadie lo note. Las tipografías que mejor lo logran, son una oda a la elegancia.
b) El rebaje angular: Una buena manera de agrandar aún más esa contraforma, es abriendo un poco de espacio extra con un corte diagonal. Esta solución tiene pros y contras y funciona mejor en algunas fuentes que otras.
Generalmente funciona mejor en tipografías sans serif, ya que las serif suelen ser mucho más conservadoras y sus trazos suelen ser mucho más respetuosos a la caligrafía.
c) La terminación en punta: Muchas tipografías utilizan este recurso, en su mayoría tipografías de texto. El objetivo de esta terminación es tanto estético como práctico, ya que el diseñador de tipos en este caso asume que al momento de llevar la tipografía a imprenta, la tinta al tocar el papel se expanderá un poco y dejará una forma distinta a lo que normalmente la vemos en pantalla. Es decir, la diseña a propósito pensando en la impresión, especialmente si la hacen trabajar en pequeñito.
d) El atrapatintas: Los atrapatintas son espacios que se diseñan especialmente para que sean capaces de absorber el exceso de tinta, y esto no afecte al diseño de la letra. Es como asumir que la cafetera va a derramar un poco de café y por eso ponemos antes un papel absorbente debajo.
Generalmente este tipo de letras fueron diseñadas para ser impresas bajo condiciones muy extremas, ya sea en tamaños extremadamente pequeños o bien, sobre un papel de pésima calidad.
Si estas tipografías son usadas en grande o en pantalla, probablemente se vean raras, tienen unos contrastes, formas y contraformas exageradas, sin embargo no fueron diseñadas para que las veas fuera de su contexto, ya que todas las correcciones tanto estéticas como funcionales fueron hechas sobre el resultado de la impresión y no sobre la pantalla. Si estás trabajando con una de ellas y no te gusta como se ve en pantalla, es cosa de tener fe de que al ser impresa en pequeño, va a quedar bien.
e) La unión de dos curvas: Muchas veces, los diseñadores de tipos nos rebuscamos la manera de hacer un triángulo lo más simple posible, pero que a la vez, sea estético y grande.
En las tipografías de serif, muchas veces la cola de la «a» es diferente al trazo inicial de la «n». Y se diseña así deliberadamente.
Otras muchas veces, la cola de la «a» es similar al serif inicial de la «n», y en otras ocasiones, por un tema estilístico, el trazo inicial de la «n» es igual a la cola de la «a».
Es lo mismo, tanto el triángulo de la «n» como el de la «a» debiesen funcionar de manera similar, tener estética similar y tamaños similares.
Por lo tanto, ver la terminación de la «a» al inicio de la «n» no nos debería parecer extraño.
f) Sin triángulo: Es una interesante opción, en especial para tipografías display que buscan simplificar los alfabetos, o bien, geometrizarlos.
¿Eso es un mal diseño? Para nada, es un diseño distinto solamente, probablemente su legibilidad en textos extensos no sea óptima, pero en palabras o frases, logotipos, slogan, etc. de seguro que funcionará con mucho estilo.
Entonces podríamos decir que el triángulo, es uno de los típicos elementos que en tipografía nadie se fija, pero tienen un enorme trabajo por parte de los diseñadores de tipos.
Este secreto de diseño por lo general ha sido guardado y muy poco comentado, ya que es uno de los elementos invisibles que diferencian a una buena tipografía de una gran tipografía.
Así que la próxima vez que vayas a elegir una tipografía para tu diseño, revisa una y otra vez que el triángulo esté bien trabajado. Probablemente esta sea una de las cosas que diferencie al trabajo de un profesional al de un amateur.