Probablemente si has llegado hasta aquí es porque alguna vez te has metido en el mundo de la tipografía, ya sea tangencialmente o de lleno. O sea, alguna vez tu profesor de tipo te pidió que llevaras bocetos de alguna fuente, o bien te pidieron soluciones tipográficas como solución de dirección de arte en la agencia.
El terror a la página en blanco, o al set de caracteres vacío entonces poco a poco empieza a cobrar una nueva víctima, la cual si no tienes la cosa clara desde el principio, puedes ser lamentablemente tu.
Personalmente te digo que muchas veces, si no tienes las ideas claras antes de sentarte al computador, es mejor que vayas a vivir la vida. Hay un lindo día de playa esperando por ti, o bien qué cosa más relajada que sentarse con los pies en la mesita de centro con un café en la mano mientras se disfruta el tour de france o la champions league.
Es que de todo gran proyecto, DEBE haber una razón gestora, y esa razón si no es lo suficientemente poderosa, todo el trabajo, que se puede extender muchas veces durante años, no pasará de ser un interesante ejercicio inaplicable. Una respuesta de miles de horas a un capricho que sólo lo sostiene el orgullo samurai. Entonces, es mejor que te detengas por un segundo y te darás cuenta que en Myfonts tu gran proyecto de meses, cuesta con «ciertas variaciones», 50 usd.
En Letritas siempre hemos entendido a la forma tipográfica como una respuesta lógica a cierta necesidad formal del medio:
-No hablamos de tipografías, sino de lenguaje visual.
-No hablamos de formas o estilos, sino lenguajes o maneras de leer.
-No hablamos de jugadores, sino de estrategia de equipo.
-No hablamos de decisiones aisladas, sino de estilo de vida.
-No hablamos de decisiones aisladas, sino de estilo de vida.
Cuando iniciamos una nueva caminata entonces con un proyecto tipográfico, no debemos ir mirándonos los pies, sino lo más adecuado es ir siguiendo el horizonte.
Quiero llegar a ESA meta, y con la cabeza levantada jamás perderás el objetivo gestor.
Hablemos mejor con ejemplos. Hoy hablaremos sobre Montegrande, una tipografía corporativa que le rinde honor a Gabriela Mistral.
MONTEGRANDE
EL CONCEPTO
Gabriela Mistral es ante todo, nuestra gran poetisa. Una especie de heroína de la academia. Cuando niños aprendemos sus poemas, y es dentro del ámbito pedagógico, uno de los estandartes más valorados que poseemos.
Su presencia en el billete de 5 mil pesos, nos hace sentirla inconscientemente muy nuestra, y su aparente aspecto de «maestra de colegio» nos hace quererla de una manera especial.
A pesar de su colmada vida de triunfos, su vida no fue fácil, su rostro a veces duro, nos recuerda que tuvo un pasado complicado. Su sonriente cara está esculpida por contradicciones amorosas y una exitosa carrera profesional, marcada por una infinidad de nuevos desafíos.
Pero, ¿cómo podemos llevar a formas tipográficas su vida?
La condición de poetisa nóbel de Gabriela, la elevaba a un escalón muy académico. Sin embargo, su pasión por la pedagogía y la cotidiana relación profesor-alumno, la devuelve a un especial sitio donde el conocimiento más avanzado puede ser entregado con gracia y explicado con simpleza a un niño común y corriente.
Ahora, si visualmente pudiéramos resumir y reproducir la imagen que tenemos de Gabriela a formas, podemos referirnos a ella como una mujer de rostro aparentemente duro, muy seria, seria sin ser gruñona.
Es más, su presencia nos recuerda mucho más a la profesora que tuvo la eterna paciencia de enseñarnos a leer, que la inalcanzable académica que todo le parece chabacano y mundano.
La tipografía entonces podemos resumirla dentro de 4 ejes fundamentales que determinan su forma final:
- su estructura,
- su manera de leerse,
- su humor,
- y la forma de sus detalles.
1. Su estructura: El concepto que es asociado a la estructura (ductus) de la letra, es la academia.
Academia en su sentido más inmediato. Aquello docto y culto que no suele tranzar a la experimentación, que suele ser muy conservador y que desde luego le es mucho más atractivo el pasado histórico que un futuro democráticamente popular.
Cuando hablamos de tipografía académica inmediatamente se nos viene a la mente la tipografía de Stanley Morrison, Times. Conservadora, y parámetro de legibilidad, sus formas no tranzan con estridencias, su misión es simplemente que se lea.
2. Su lectura: La lectura es un proceso mucho más de inteligibilización, y que a priori no puede evaluarse tangiblemente. Tiene que ver con factores que la determinan en su uso en conjunto: como las variables de peso, grises de textura, ergonomía de la lectura, etc.
La idea de «Montegrande» es hacer que cumpla con todos los estándares que necesita una tipografía para ser leída en bloques de texto, pero además de eso, sus proporciones verticales tienden a optar por una «altura x» alta, sin ser exagerada.
Sus proporciones laterales, fueron cuidadosamente condensadas, con el fin de otorgarle un “aire académicamente moderno”, un aire de evolución que lentamente ha tenido la tipografía en los últimos 100 años gracias al cambio constante de tecnologías de impresión y nuevas formas de lectura.
3. Su carácter: Es difícil de definir este punto, pero tiene que ver con lo que inspira la tipografía. Lo agraciado de sus curvas, su sinuosidad.
Para los artistas una escultura puede ser esculpida con cincel, modelada en greda, tallada en madera, forjada en fierro, etc.
Montegrande, es una mezcla de todo un poco, tiene un bello y a veces ingenuo trabajo de curvas (Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío!), que se contraponen con abruptos y duros cortes rectos. Cortes que de alguna manera pueden representar la extraña vida de una heroína que como mujer tuvo una vida llena de complicaciones (violaciones, abandonos, fracasos amorosos, etc.).
4. Sus detalles: ¿Qué es lo que hace reconocible y diferenciable una tipografía de otra?. Sin duda la incorporación de ciertos detalles que la hacen particular y distinta al resto de su especie.
Montegrande pertenece a una extraña familia que nunca siquiera supo como autodenominarse: algunos les llaman «las semi serif», otros las llaman las «semisans». Lo importante, es que la tipografía recoge todo lo bueno que puede ofrecer una tipografía de serif (legibilidad, fácil interpretación de caracteres, invisibilidad, elegancia, etc), teniendo una apariencia muy sans serif (tipografías muy versátiles por su bajo contraste, simplicidad de sus formas, etc).
Finalmente. Montegrande no pretende ser ni parecer una tipografía de época, mucho menos basarse, ni pretender ser un literal rescate grafológico de Gabriela Mistral.
La tipografía simplemente se dibuja a si misma a partir de un acotado concepto que es estimulado por los 4 ejes que desarrollan el comportamiento funcional e intelectual de la letra. Un pensamiento tipográfico moderno que está basado en percepciones y sensibilidad, más que en asociaciones literales o caprichosas de formas, proporciones, detalles y estructuras.
17 comentarios en “Los terroríficos casilleros en blanco que esperan una milagrosa idea”