A menudo, como diseñadores nos toca luchar contra factores ineludibles en el diseño, como el exceso de información en la página: muchas fotos, muchos textos, y mucho todo.
Si nos decidimos a enfrentar el problema, nos daremos cuenta que podemos flexibilizar un poco con las fotografías, que de algunas podemos extraer detalles, o bien pensar un diseño para que algunas puedan ir más chicas.
Con los textos no puedes hacer lo mismo. No puedes decir este párrafo no me cabe, no va; o va más chico.
Tipográficamente existen maneras de diseñar para optimizar el espacio mediante la diagramación, pero muchas veces estos trucos atentan directamente en contra de la legibilidad, y eso no está bien.
Pues bien, ¿Existirán tipografías pensadas para optimizar espacio?, ¿se puede optimizar espacio en una tipografía?. Claro que se puede, y este es uno de los secretos mejor guardados de los directores de arte de diarios y periódicos. Imagínense un artículo que economice 2 o 3 líneas por columna, ante un mismo texto. Podríamos poner perfectamente un aviso, sin alterar el contenido del artículo. Ahora, el valor de dicho aviso, multiplíquenlo por la cantidad de páginas del diario.
Y es cierto, con solo cambiar la tipografía de un diario podemos ahorrar muchos millones por edición.
Enfrentando el espacio
Existen 2 espacios que podemos modificar en una tipografía: el vertical, y el horizontal.
El espacio vertical es el espacio que va desde la línea de las descendentes, hasta la línea de las ascendentes, y es conocido como el cuerpo de la letra.
El espacio horizontal en cambio, es un espacio variable que corresponde al ancho de la letra.
1. Diseñando el espacio vertical.
Las tipografías, tal cual las conocemos no tienen un tamaño estándar, por lo que es ingenuo pensar que funcionan bien o mal a determinado tamaño en puntos y con determinado interlineado. Sin embargo, existen maneras de compararlas: igualando los cuerpos de la letra.
En el ejemplo podemos apreciar, que igualando las alturas de las tipografías, una nos pareciera que fuera más grande, pero no es así, ya que en una las proporciones fueron alteradas con un propósito particular: ahorrar.
Si tomamos las 26 letras minúsculas (de la a a la z, sin contar la ñ), nos daremos cuenta que el 75% de la información de la letra se concentra entre la línea de base y la altura de la x. Mientras que solo el 25% sobrante se lo reparten entre ascendentes y descendentes.
De acuerdo a estas estadísticas, ¿es necesario usar en textos extensos, tipografías con largas ascendentes y descendentes, sabiendo que no aportan la información que nos otorga la faja central?.
Este es el primer criterio utilizado por los diseñadores de fuentes de diario.
Los directores de arte saben que igualando las fajas centrales de dos tipografías de texto, pueden bajar el tamaño de la letra de 12,3 a 10 puntos (el ejemplo) aparentando dejarla del mismo porte.
El resto del diseño, lo podemos lograr ajustando la interlínea y haciendo mediciones con diversos textos.
Debemos considerar eso si, que habrán factores que influyen en la limpieza del espacio entre líneas, como los acentos de las mayúsculas, que por lo general sobrepasan la altura de las descendentes.
Debido a este problema (y algunos otros de legibilidad), se está optando cada vez más por achicar la altura de las mayúsculas.
2. El espacio horizontal
Existen 3 maneras de hacer que una letra sea más angosta con el fin de ocupar menos espacio hacia el lado: la condensación, la compresión y la optimización de contraforma.
La condensación y la compresión
Ambos casos (revisados anteriormente) nos plantean una alternativa básica para solucionar el problema del ancho de letra y poder hacer caber más texto. Sabemos que existen tipografías diseñadas especialmente más angostas que otras, con el fin de no condensarlas a la mala, porque también sabemos que eso puede traer desagradables efectos.
Si bien las tipografías condensadas y comprimidas tienen su diseño pensado para optimizar el espacio, ¿es correcto utilizar este tipo de soluciones en lecturas extensas?, ¿la compresión de la letra tiene algún tipo de repercusión directa el la comprensibilidad de los textos?.
Por experiencia, podemos decir que las tipografías de proporción «redonda» funcionan mejor en textos. Esto es debido a que cuando la tipografía está comprimida, no solo su forma se angosta, sino que además su contraforma y su espaciado, reduciendo una gran cantidad de información a pequeños espacios. Esto provoca que los saltos sacádicos sean mucho más cortos, y la velocidad de lectura disminuya junto con la comprensibilidad (ejemplo de abajo).
La optimización de la contraforma
Cuando Gerard Unger vino a Chile y propuso su sistema de optimización de contraforma, los tipógrafos miraban las diapositivas con un brillo especial de ojos. No era para menos, ya que cada 5 minutos enfrentábamos un nuevo y atractivo contenido.
Su sistema hablaba de la expansión de la contraforma como la manera correcta de compresión de la letra.
Las tipografías de lectura tienen un rango de apertura y tamaño de la contraforma, que las hace únicas y fácilmente reconocibles de las demás. Sin embargo, este pequeño «rango» puede ser variable, ya que podemos alterar el trazo de la letra para optimizar su contraforma.
En el ejemplo, la «n roja» tiene una contraforma interna curva.
En la versión naranja, la curva se transforma en un ángulo.
Mientras que en la versión verde la unión de trazos es casi horizontal.
Si hiciéramos una comparación entre las 3 «enes», posiblemente las encontremos muy similares, sin embargo el ahorro de espacio es evidente.
Y nuevamente, si ese ahorro lo multiplicamos por 50 letras (que es más o menos el ancho de columna correcto), lograremos ahorrarnos tal vez uno, dos o hasta tres caracteres. Tal vez no sea demasiado para una línea, pero multiplicado por las 50 que pueden contener un bloque, pueden disminuir bastante el espacio, ya que existen palabras cortísimas que pueden acomodarse al espacio y al salto de línea.
23 comentarios en “Optimización del espacio”